La zona cervical
Un alto porcentaje de los lesionados en accidentes de tráfico presenta daños en la zona cervical, ya que esta zona de la anatomía es una de la más expuestas. Los choques laterales, frontales o traseros suelen provocar la concentración de una gran tensión en el cuello que genera lesiones muy molestas y de distinta gravedad, según el caso. El primer síntoma es un dolor agudo en la zona cervical, aunque muchos pacientes no perciben molestias en los primeros minutos tras el incidente, ya que la adrenalina y el estrés generado en un accidente de tráfico enmascara las primeras señales.
Una de las lesiones más frecuentes es el esguince cervical, provocado por el sobreestiramiento de los ligamentos, músculos y tendones del cuello. Esta hipertensión no puede ser resistida por estos tejidos, generando el esguince. Esta lesión es incapacitante y precisa atención médica. Si el abordaje es realizado por personal especializado lo normal es que se supere sin secuelas para el paciente.
Los afectados en un accidente de tráfico que presenten un daño en la zona cervical deben tener en cuenta que la atención que reciban es esencial para que no se cronifique la dolencia. El primer paso es detectar el alcance real de la lesión y, una vez hecho esto, proceder a la solución del problema.
Síntomas y tratamiento
Los pacientes que sufren un esguince cervical aseguran sentir dolor focalizado, cefaleas, mareos, zumbidos en el oído y otros más propios del área psicológica, como ansiedad y fobia a volver a conducir. Muchos de estos síntomas pueden confundirse con otras lesiones o patología, por lo que conviene que sea un especialista el que determine el alcance de la lesión. En la Unidad de Lesionados de Tráfico del Hospital de La Paloma cuenta con un equipo multidisciplinar dedicado precisamente a esta tarea.
El tiempo de convalecencia puede ir desde los dos meses hasta incluso el año, si la lesión es grave. Normalmente el uso de fármacos como analgésicos para el dolor y antiinflamatorios, se debe combinar con atención en Medicina Rehabilitadora, a través de ultrasonidos, ejercicios y otras medidas activas y pasivas.
Prevención
Como ocurre en muchas otras patologías, la prevención es la mejor herramienta con la que contamos. Por ello, es preciso que antes de iniciar la marcha en nuestro vehículo nos percatemos que el reposacabezas esté alineado con la parte posterior de nuestra cabeza. De esta forma amortiguaremos el impacto y la tensión que deba soportar el cuello se verá reducida en caso de accidente. Por supuesto, la atención a la carretera es lo primero, sin despistarnos ni un instante, no dudando en parar en caso de fatiga.