La entrada en el mes de mayo suele estar acompañada de un aumento de las temperaturas. Días más soleados con tardes más largas. Aunque en las islas canarias, y en concreto en Gran Canaria, donde se ubica el Hospital La Paloma, oscilan unas temperaturas agradables durante todo el año, el calor más acuciante también se aprecia en determinados meses.
Y aunque el sol sea fuente de vitalidad, vitamina D y energía, debemos igualmente prestarle una especial atención, puesto que algunas enfermedades o molestias pueden agravarse con las temperaturas más altas.
Varices y Calor
Es el caso de las varices. No es exactamente que nuestras varices empeoren con el calor, sino que, debido al efecto vasodilatador de las altas temperaturas, nuestras varices pueden dilatarse y, en consecuencia, dolernos más. Si a ello se le suma que el buen tiempo invita a los paseos, en ocasiones una mayor actividad puede dejarnos un efecto de piernas cansadas. Una sensación que, especialmente al final de la jornada, nos provoca que se intensifique nuestros dolores o molestias.
Tener las piernas hidratadas, aplicarnos cremas frías, usar por supuesto protector solar, o aplicarse agua templada o fría puede ayudarnos a sobrellevar estas molestias. Pero, en cualquier caso, especialmente si el dolor persiste o el grosor o cantidad de las varices aumenta, lo más recomendable es acudir a un especialista.
En el Hospital La Paloma contamos con una Unidad de Cirugía Vascular, liderada por el doctor Julio Agredo. Esta Unidad aborda todo tipo de trastornos venosos, los cuales son más comunes en mujeres, aumentando con la edad las posibilidades de padecerlos.
Se acumula sangre, se producen obstrucciones, se estropean las válvulas venosas y es fundamental que un facultativo lo analice, haciendo un diagnóstico detallado de cada paciente, para que se le puede aplicar el tratamiento más optimo.
Problemas en la piel
Precisamente nuestra piel es una de las partes del cuerpo que más sufre con la llegada del aumento de las temperaturas. No solo las piernas, sino todas las partes que están expuestas al sol. El calor nos permite usar menos ropa pero nuestra piel, si no la protegemos bien, puede notar, de manera negativa, los efectos de la incidencia directa del sol.
Las quemaduras, las rozaduras, y cualquier erupción cutánea -por ejemplo las que se producen a consecuencia de que la piel se irrite al aumentar nuestra sudoración- son problemas más frecuentes en primavera y verano que en estaciones más frías.
Golpes de calor
Los golpes de calor y los sobrecalentamientos también son más comunes con la llegada de las buenas temperaturas. Uno de los efectos del cambio climático es que, prácticamente, el invierno da lugar al verano, casi sin notar que se está pasando por la primavera. Es decir, se producen cambios más bruscos de temperatura. Esta situación puede provocar que a nuestro cuerpo le cueste más ajustarse a los cambios y ante una llegada inesperada de calor, suframos un golpe de calor.
En estas situaciones es fundamental mantener una buena hidratación. Además es preferible intentar no exponerse a esos cambios bruscos o a excesivo sol. Ante un golpe de calor o sensación de mareo es preferible acudir a un especialista sanitario. En el Hospital La Paloma contamos con un servicio de Urgencias 24 horas, operativo todos los días del año.
Los calambres, los ‘acaloramientos’, la sensación de agotamiento… Son también algunos sinsabores que nos dejan las buenas temperaturas, sobre todo si no sabemos manejarlas.
En definitiva, debemos estar atentos al aumento de temperaturas y a los cambios bruscos. En ocasiones, incluso en el mismo día si nos movemos de un pueblo a otro de la isla de Gran Canaria. Es por ello que es conveniente llevar siempre agua con nosotros e intentar protegernos del calor.