Las enfermedades renales son aquellas complicaciones que se producen debido a una disminución o fallo en el funcionamiento del riñón y pueden afectar a cualquier persona.
Estas patologías son silenciosas, por lo que solo muestran síntomas en fases avanzadas. Por ello es tan importante la detección precoz para frenar el deterioro de la función renal. Una vez detectado se puede llegar a recuperar toda o gran parte de la función perdida.
Hay que tener en cuenta que los riñones son órganos vitales cuya función es filtrar la sangre, producir orina y eliminar sustancias tóxicas. Además, participan en el control de la tensión arterial, regulan la formación de glóbulos rojos y normalizan el volumen de líquido corporal.
Recomendaciones para prevenir enfermedades renales
1. Una alimentación adecuada y baja en sal
Los riñones depuran las toxinas que ingerimos a través de la comida. Una buena alimentación es fundamental para prevenir daños en los riñón. Son imprescindibles los arándanos, apio, berenjenas…
También se debe evitar consumir proteínas en exceso. Ésta sólo debe representar el 10 o 35% de la dieta.
En cuanto al consumo de sal, se debe reducir. El error está en incluir sal durante la cocción o en los platos al comerlos, ya que muchos alimentos ya cuentan con una cantidad amplia en sodio.
2. No fumar
El tabaco es un factor de riesgo cardiovascular y el riñón es un órgano cardiovascular. Además, el tabaco aumenta el riesgo de sufrir cáncer renal.
3. Controlar los niveles de tensión arterial y glucosa en sangre
Las personas con problemas de tensión arterial y diabetes tiene mayor probabilidad de sufrir una enfermedad renal, ya que son patologías que afectan al correcto funcionamiento de los riñones.
La hipertensión arterial provoca que los riñones tengan dificultades para filtrar la sangre, orina y toxinas. Por su parte, la diabetes ocasiona pérdida de proteínas en la orina.
4. Realizar ejercicio
El sedentarismo también afecta a los riñones. Es necesario realizar al menos 30 minutos de actividad física tres veces a la semana para reducir la presión arterial y, por tanto, el riesgo de sufrir insuficiencia renal crónica.
5. Beber mucho líquido
Los especialistas recomiendan beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día para ayudar a los riñones a limpiar el sodio, la urea y las toxinas del cuerpo, al tiempo que reduce el riesgo de desarrollar enfermedad renal crónica. Aquellos que ya han tenido un cálculo renal deben beber entre 2 y 3 litros cada día.