Los peligros de la hipertensión
La hipertensión es uno de los factores de riesgo cardiovascuares más temidos, ya que llega sin hacer ruido y no presenta síntomas, por ello se le conoce como ‘el asesino silencioso’. Su consecuencia a largo plazo es la muerte o la generación de graves secuelas. Esta circunstancia se da cuando la presión arterial es superior a la recomendada. La comunidad científica explica que existe hipertensión cuando los valores igualan o superan los 140/90 mmHg. En el Hospital La Paloma, en nuestra Unidad de Medicina Interna, vigilamos estrechamente este factor de riesgo, sobre todo en pacientes con antecedentes de problemas cardiovasculares, renales u hormonales, ya que la tensión es especialmente sensible a sufrir cambios cuando existen patologías de este tipo.
En el mundo occidental, los problemas cardiovasculares ocupan el primer lugar como causa de muerte. Por ello, los cardiólogos y los especialistas encargados del control de los factores de riesgo, tienen un reto importante, reducir estas muertes. La hipertensión está detrás del desarrollo de la arterioesclerosis que acarrea la obstrucción de las arterias y la generación de infartos, accidentes cerebrovasculares y amputaciones. La elevada tensión arterial, al no generar síntomas, no provoca preocupación en el paciente, por lo que conviene mediar los valores de forma constante. En una persona diagnosticada de hipertensión, estas mediciones deben realizarse de forma diaria. En la actualidad existen tensiómetros domésticos que pueden adquirirse en farmacias que nos permitirán llevar un control de la enfermedad.
Factores desencadenantes de la hipertensión
La hipertensión puede aparecer debido a varios factores. Existe un componente genético, pero sobre todo influye nuestro estilo de vida. El abuso de la sal, la obesidad, el sedentarismo, el tabaquismo o el consumo de ciertas sustancias tóxicas, puede provocar el incremento de los valores de la presión. En la actualidad, una de cada cinco personas mayores de 40 años padece hipertensión, lo que sin duda es de extrema gravedad.
En ocasiones, el tratamiento para reducir la tensión arterial genera decaimiento y cierta falta de activación. Sin embargo, esto forma parte del proceso. El paciente debe saber que estos síntomas son pasajeros hasta que el cuerpo se adapte al fármaco. Esto es importante saberlo para evitar el abandono de la medicación, ya que su falta de adherencia tiene una incidencia directa en el fracaso de los tratamientos.
Grupos con más riesgos
Distintos grupos de población tienen más riesgo que otros de padecer hipertensión esencial, definida así aquella que no tiene una causa principal:
- Si se es de raza negra. Recientes estudios confirman que este grupo poblacional tiene una predisposición genética a padecer hipertensión.
- Si se sufre obesidad.
- Si sufre de estrés y ansiedad.
- Aquellos que consumen altas dosis de alcohol.
- Si se tiene antecedentes familiares.
- Si se consumen altas dosis de sal.
- Fumadores.
- Diabéticos.
Por otra parte, cuando se detecta hipertensión conviene descartar que se padecen otras patologías que desencadenan este síntoma. Por ejemplo:
- Enfermedad renal crónica.
- Hiperparatiroidismo.
- Trastornos en las glándulas suprarrenales.
- Estenosis de la arteria renal.
- Efectos adversos a ciertos fármacos.